¿De quién se trata?

Sí, claro, se trata de ti. Pero a través de tus clientes.

De lo que esperan de ti. De lo que puedes darles y de cómo hacérselo saber.

A tu potencial cliente no le importa tu empresa, No le importa su trayectoria ni su volumen. No le importan sus clientes anteriores. Aunque lo pregunte.

Lo que le importa es lo que le puedes aportar. Y tiene que saberlo desde el principio. Sentir que habla con una empresa en la que puede confiar y con personas que saben lo que necesita.

La primera percepción es vital. La percepción de que eres distinto y tienes una aportación válida y atractiva antes de que note que le quieres vender.

Para eso tienes que conocer a tu cliente. Conocer su perspectiva de lo que ve en ti. Escuchar, averiguar qué espera de ti.

Hasta que entienda que no tiene más opción que comprarte.

Eres único, diferente a tu competencia. Haz que se sepa, haz que se note.

Un buen envoltorio está bien, las imágenes atraen, el diseño da empaque. Todo eso demuestra que hay medios o interés.

Todo ayuda. Pero como mucho en la primera visita. Como mucho.

Y eso no es lo que les va a hacer volver.

Una web espectacular apenas impresiona la primera vez. Y la segunda solo sirve para estorbar, ralentizar y ocultar lo que el cliente busca: «Sí, genial, pero ¿de qué me sirves?».

Solo si vendemos algo visual (diseño gráfico o artístico, marketing visual, etc.) es importante impresionar visualmente; solo si necesitamos mostrar el producto, como en el caso de un estudio de fotografía, es relevante impactar con imágenes de calidad.

El aspecto de una web en la mayoría de los casos no tiene que ver con la empresa. No está contando quién es y lo que hace, se está centrando en la apariencia.

Se está centrando en lo que no es lo suyo.

«Equipo multidisciplinar, los mejores del mercado, años de experiencia, satisfacción garantizada...».

Las palabras gastadas sobran. Estamos inmunizados.

Lo que cuenta es la experiencia vital, el aprendizaje, la evolución. Y hacer que el cliente participe del proceso.

El relato de tu producto o servicio, lo que aportan, es lo que de verdad importa. Y cuidar al cliente, hacer un acompañamiento útil y seguir aportando valor.

Te ayudo a comunicar tus contenidos de forma auténtica, única y personal, para que tus productos o servicios formen parte del día a día de tus clientes.

Quédate al lado del cliente, forma parte de su vida. Serás su primera opción.
Valores, misiones y buenas intenciones

Ojalá tengas una gran motivación personal, una conciencia medioambiental o unos valores que te han movido a crear esa empresa. Son también mi propia motivación.

Pero de poco sirve proclamarlo sin más. Lo que cuenta es que se refleje en cada producto o servicio que ofrezcas, que tus clientes lo perciban en cada toma de contacto, en el seguimiento y el servicio posteriores.

La mejor misión, el mejor valor, es hacer tu trabajo lo mejor posible.

Conociendo tu emprendimiento por dentro, te ayudo a transmitir su esencia y tus contenidos. Llegarán a las personas adecuadas, que se convertirán en clientes fieles.

Tú aportas los contenidos. Yo te ayudo a transmitirlos, a que lleguen a las personas adecuadas para que se conviertan en clientes fieles.

Siempre digo que una empresa tiene que «dar la cara», ser reconocible, ponerles rasgos profesionales y personales a las personas que la hacen posible.

Pues si hay que dar la cara, se da. Pero yo solo soy alguien que escribe y que entabla sus relaciones profesionales por el trato directo.

Para conocer más mi trabajo puedes visitarme en LinkedIn. Y si tienes dudas o necesidades concretas puedes escribirme a través del formulario un poco más abajo.

Si crees que puedo serte útil, nos vemos las caras a través de una pantalla.

Da un impulso a tu empresa